Nació frente al parque Lezama y creció en el Gran Buenos Aires. Desde chica fue muy inventona, y le gustaba secretear verdades y mentiras con sus compañeras. Dibujó, pintó y escribió mucho. También jugó mucho. Pero más con animales que con muñecas, que son medio zonzas y no tienen gustos propios como los gatos, las gallinas o los escarabajos.
Desde hace algunos años Marta goza y travesea escribiendo cuentos y rimas para gente menuda. Vive entre un montón de plantas y la pasa muy bien en compañía de Quark, su gata gordísima, de Lenca, su gatita siamesa y de Cinturón Negro, su tortugo. Con quien no la pasa aun bien es con Penélope, su computadora rebelde.
Le encanta recibir cartas y dibujos de sus lectores.
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